Debí
haberte avisado. Mientras me tocabas las piernas
como
si de ellas dependiese
el
ritmo
de tu
respiración.
Debí
haberte avisado..
que
me crearon viendo el final de una película triste.
Que
viniste a enamorarte del libro de una sección prohibida en los
tiempos de inquisición.
Viniste
a enamorarte de la idea de suicidio, de la lluvia en agosto. Del
azar.
Debí
haberte avisado, a tí, que caminabas ciego por las cuerdas de mi
guitarra
mientras
tocaba la canción que sonaba en nuestro entierro.
Cuando
fuiste testigo de que mas de lo que pesa la tierra en el cuerpo, pesa la
ausencia .

Sobre
el cambio y la desesperación.
Sobre
los tornados. Embotellados en frascos de cristal.
Y la
dulzura de unas manos que han hecho mas daño que justicia.
Debiste marcharte al verme
los pecados entre las costillas.
Debiste huir al escucharme
los miedos,
escapar al entenderlos.
Al tocarlos con los dedos.
Debí haberte escuchado,
cuando me decías que se te hacía eterno el invierno,
y que sin embargo diciembre
nunca había sido tan cálido.
Debiste haber sabido, que
el invierno es un estado y no una estación.
Debí haberte avisado
que diciembre,
era yo.
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