martes, 19 de enero de 2016

no vuelves y parece que nunca te has ido


Al menos la despedida no tuvo cojones de aparecerse sin avisar. Afuera sigue siendo Enero. Y los pájaros que emigraron parece que no van a volver nunca. He tenido que atornillarme la sonrisa y ahora me escuece el corazón. Afuera la tristeza se viste de blanco y yo solo pienso en buscar ángeles en ella.








Ayer pedí un deseo y sigues sin aparecer.











Al menos la nostalgia se masturba con tu risa, y a veces, se da el lujo de suspirar sin razones, otras, desciende despacito por mis mejillas, como un reloj de arena al que le quedan por recorrer mil kilómetros de playa.

Asumir siempre estuvo en mi lista negra de prioridades, sigo empeñada en la certeza de que algunos sueños si llegaron a ser astronautas. Y es por eso que volvería a conducir por tus vértebras saltandome todas las señales, todos los semáforos, con tal de perderme un rato más por los puntos cardinales de tu espalda.

He tratado de consumir todas las velas con tal de que la cera tapase mis grietas, de volver a abrirme las entrañas y que vengas con hilo y aguja para coserlas.

Ayer pedí un deseo, y hoy, solo apareció el dedal.

Tal vez sería mas facil si mis cristales no se pasasen todo el día llorando, preguntándose por qué solo tu sigues siendo impermeable. Y como un ciclo, hoy te me has ido sin cumplir.

Afuera sigue siendo invierno
y el cielo está mas gris que nunca.


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