No soy tan frágil como parezco, pero
me rompo en unas manos que me sepan tocar.
Como se toca un piano que lleva sin
sonar años.
No estoy tan triste como parezco, tan
solo diagnosticada de nostalgia crónica.
Tampoco soy tan infantil, pero te voy a
llorar la muerte de Mufasa hasta que me duerma.
No te voy a pedir que me quieras, tan
solo que te quedes.

No me vas a entender si no me conoces y
no me vas a conocer hasta entenderme. No me veas medio llena.
Ahórrate la decepción. Me vas a preguntar por qué te cuento las
pestañas y te voy a mentir.
No me gusta hablar de mí, ni conmigo.
Pero escucho canciones tristes porque es una forma de morir despacio,
y morir despacio es una forma de saber que aún vives.
No vas a leer la letra pequeña del
contrato que son las consecuencias de quererme. Tampoco te las voy a
explicar. Si pudiera elegir la banda sonora de mi vida sería tu voz.
No volverán este año las oscuras golondrinas de Bécquer. Mi
brújula nunca te va a señalar el norte. Pero te puedo hacer el amor y
tu lo puedes llamar felicidad. No voy a fingirte las sonrisas tan
solo porque tu quieras. Me tomaré la libertad de hacer lo que me de
la gana. Incluso daño. No temo a la muerte desde que sé que tiene
miedo a que la vean desnuda. De una manera u otra, le compadezco. No
soy como piensas que soy. No me gustan los finales alternativos. No
me cambies el puto final. Si la película no termina con un beso no
la veo. Puedo hacer oídos sordos a palabras necias, pero no puedo
olvidar el sonido de las palabras sordas. Puedes creerte que no soy
rencorosa, que yo también lo hago. Y también puedes comer caramelos
sin pensar que te saldrán caries. Pero no te prometo nada. No estás
invitado a mi funeral, pero al menos cómprame flores. Crea algo
bonito y observa como se tuerce. Algún día me pediré perdón por
autodestruirme. Por escribir esta mierda que te has molestado en leer.
No me aconsejes, no te lo tomes como algo personal. Me gusta pegarme
las hostias. La última vez que me dijeron que pisara fuerte me
cargué todas las baldosas. No te voy a esperar con un cartel con tu
nombre en el aeropuerto. Encuéntrame tú. Nunca sé como empezar,
aún menos como acabar. Dije que no me gustaban los finales
alternativos, no mencioné nada de los abiertos. Me gusta dejarlo
todo a la interpretación. Como las miradas. Quítate los zapatos antes de entrar.
Bienvenido a mi mente. Hay vistas bonitas si sabes cómo mirar.
Disculpa el desorden.