jueves, 11 de junio de 2015

Te escribo lo que nunca leerás, porque no me atrevo a decirte lo que jamás vas a escuchar.
Será mi necesidad de que vuelvas, aunque sea por un rato, vuelve para culparme, vuelve para odiarme, para decirme lo que no me gusta escuchar, pero vuelve antes de que deje la puta jaula abierta.
Los cuervos me están esperando, y creeme que esta vez vienen hambrientos.




Nunca terminé de creer en Dios, pero me ciega una fe parecida.
Si cada uno es dueño y esclavo de sus propios demonios,
los míos deben ser unos hijos de puta.