Te escribo lo que nunca leerás, porque
no me atrevo a decirte lo que jamás vas a escuchar.
Será mi necesidad de que vuelvas,
aunque sea por un rato, vuelve para culparme, vuelve para odiarme,
para decirme lo que no me gusta escuchar, pero vuelve antes de que
deje la puta jaula abierta.
Los cuervos me están esperando, y
creeme que esta vez vienen hambrientos.